Acabo de subir de pillarme una coca-cola y

Acabo de subir de pillarme una coca-cola y una concha Codan (estas cosas estֳ¡n a punto de alcanzar el grado de mito dentro de la bollerֳ­a comercial). Cuando he llegado al rellano de la entrada estaba eso como el Bo Finn anoche: hasta las trancas. Me he abierto paso hasta el jefe de seguridad y le he pedido caramelos. Me ha mirado con cara de querer matarme y me ha dicho que no, que no era por eso. Entonces me he dado cuenta que un poco mֳ¡s lejos, recostada contra una columna (o un pilar, no distingo bien la diferencia) habֳ­a una figura oscura con gafas de sol lilas (un poco rollo Bono) que habֳ­a oֳ­do mi chascarrillo y me miraba con esa frialdad malֳ©vola y calma predadora que sֳ³lo tienen los asesinos profesionales y la Pantoja. Supongo que por suerte para mֳ­ sֳ³lo era la Pantoja. Da miedo la seֳ±ora, es como si hubiera vuelto de un viaje al Abismo y pudiera, sֳ³lo con su mirada, arrojarte a las fauces de la desesperaciֳ³n. Por suerte mi escudo de proletario +5 me da invulnerabilidad ante sus poderes de agonֳ­a mediֳ¡tica.